03 junio 2025

EN LO POCO

 




Han vueltos los viejos tiempos

a pasear campechanamente por el hoy:

yo viví en el confinamiento

de una habitación con acceso

desde el pasillo,

sin otros pormenores ni acompañamientos

que yo conmigo mismo.


Luego compré un piso

-sobre planos-

y me lo entregaron

dos o tres años después,

con una hipoteca a diez años;

mis hijos, amparados ya por la Constitución,

se hipotecaron a treinta años

y una habitación menos,

y ahí siguen en el curso de los días.


¿Y mis nietos? Un día me iré para siempre

e ignoraré todo lo referente

a sus modos de vida.

Se me antoja que seguirán

con similares necesidades a las mías,

pero mi imaginación es cada día más limitada

y estoy anegado de dudas.


No hay progresiones infinitas,

-salvo en matemáticas-

pero dudo que no suceda lo mismo

a la inversa.


Antes de irme les he de recomendar

que traten de ser felices en lo poco.

2 comentarios:

  1. Respuestas
    1. ¡Qué tiempos estos tan desventurados,, Emilio! A nosotros nos tocó subir, pero a los nuestros bajar sin frenos.
      Un abrazo.

      Eliminar